Encontrábame yo haciendo de vientre en el aeropuerto cuando pensé
¿por qué probablemente el aeropuerto sea el mejor sitio público para sacar la leña al patio?
Quizá haya alguno más donde peinarse los pelos del culo para fuera, pero si tengo que elegir entre fabricar muñecos sin cabeza en la estación de tren, liberar los rehenes en un autobús, mear duro en una gasolinera, encargar un brazo de gitano en el avión o arrugar la cara en un coche. El aeropuerto es sin duda el lugar por excelencia donde despejar una incógnita. Siempre que no te vuelvas paranoico con las cámaras de seguridad que hay escondidas en los retretes. Pero eso no me volverá a pasar.
Además, no sólo eso. Si uno se pone a pensar, un aeropuerto puede llegar a ser sin duda el mejor sitio donde echar el día.
Porque hay de todo, es diez mil veces mejor que un centro comercial e incluso que el bar de un tanatorio.
Está lleno de gente interesante (chinos negros), tiendas duty free (sin Almirante), no hay ningún “compro oro” cerca, ni yonquis (aunque demos algo de tiempo a Ryanair), hay suecas (de las de López Vázquez), checas (de las de czech streets), algún famoso (estos van siempre con prisa), no tienes que hablar con nadie pero a la vez puedes hablar con cualquiera (aunque no quieran escucharte), siempre hay algún McDonalds de emergencia (bendita globalización) y además, está limpio. Sí, a mí siempre me da la sensación de que al dueño se lo ha limpiado su madre.
¿No te comes una rosca? ¡Al aeropuerto! Es como una discoteca gigante donde no tienes que bailar y puedes flirtear con cualquiera. Y nada de parecer un baboso, el aeropuerto genera automáticamente a tu alrededor una atmósfera de película que te cagas. Y hablando de cagar, el día que pongan toallitas húmedas en el baño, preparo la mudanza.
PD: Concierto de Chimo Bayo en el aeropuerto de Castellón.